7.- El Retraso Mental (RM)
7.1- Concepto y evolución
El
Retraso Mental (RM) se designa con distintos términos, tales como oligofrenia,
déficit intelectual o debilidad mental, y se clasifican según el grado o
importancia del déficit.
El Retraso Mental (RM) hace
referencia a limitaciones sustanciales en el desenvolvimiento corriente. Se
caracteriza por un funcionamiento intelectual significativamente inferior a la
media, que tiene lugar junto a limitaciones asociadas en dos o más de las
siguientes áreas de habilidades adaptativas: comunicación, cuidado personal,
vida en el hogar, habilidades sociales, utilización de la comunidad,
autogobierno, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales, ocio y
trabajo.
El
concepto diagnóstico del Retraso Mental (RM), está constituido por bajo CI y
déficits adaptativos, y fue desarrollado por la Asociación Americana
de Retraso Mental en 1992, y en la
DSM-IV dentro de los Trastornos de inicio en la infancia,
niñez y adolescencia.
Actualmente
se enfatiza la idea de que el Retraso Mental (RM) no es una característica
innata de un individuo, sino el resultado variable de la interacción entre las
capacidades intelectuales de la persona y el ambiente, es decir, la concepción
actual se ajusta a un modelo biopsicosocial.
El 90% de los individuos con baja inteligencia están diagnosticados a los 18 años y requiere tres características:
1.
Inteligencia por debajo del promedio (CI 70 o inferior).
2.
Deterioro de la capacidad adaptativa.
3. Comienzo
en la infancia.
En el
Retraso Mental (RM) se aprecia un enlentecimiento del desarrollo, en general en
todas las áreas de funcionamiento, que se pone de manifiesto en las siguientes
áreas:
- Cognitivamente: puede existir una orientación hacia lo concreto, egocentrismo, distractibilidad y poca capacidad de atención. La hiperactividad sensorial puede conducir a conductas desbordantes, a la evitación de estímulos, y a la necesidad de procesar estímulos a niveles de intensidad bajos.
- Emocionalmente: tienen dificultades para expresar sentimientos y percibir afectos tanto en sí mismo como en los otros. La expresividad de la afectividad puede estar modificada por los impedimentos físicos (hipertonía, hipotonía).
- Retraso del habla: que pueden inhibir la expresión del afecto negativo, lo que conduce a instancias de una hiperactividad afectiva aparente que incluye una ira impulsiva y una baja tolerancia a la frustración.
- Dificultades adaptativas: las complejidades normales de las interacciones diarias pueden poner a prueba los límites cognitivos del con RM. En casos extremos, el descontrol impulsivo puede conducir a la violencia y la destructividad. Los cambios en la vida diaria pueden forzar las capacidades cognitivas y las habilidades de afrontamiento, lo que a veces conduce a la frustración.
- Reacciones
emocionales primitivas: a la frustración y a la tensión pueden implicar
conductas agresivas, autolesivas o autoestimulantes.
7.2-
Etiología
Se describen más de doscientas formas etiológicas de déficit
intelectual. Sin embargo, en muchas ocasiones es difícil llegar a conocer la
etiología específica, sobre todo en los niños menos afectados (C.I.mayor que
45). Pero la mayoría de las veces se puede relacionar con factores prenatales,
perinatales y postnatales. Este enfoque etiológico conlleva la doble
ventaja de una actuación preventiva y terapéutica precoz, que sería la solución
ideal del problema planteado por el Retraso Mental (RM).
1. Genopatías y Cromosomopatías
2. Embriopatías y fetopatías Infecciones (embriopatía rubeólica,
listeriosis, citomegalovirus...)
Factores
endocrinos (embriopatía tiroidea)
Factores metabólicos (embriopatía diabética) Alteraciones nutritivas y vitamínicas.
Factores mecánicos, radiaciones y perturbaciones psíquicas.
3. Causas perinatales y neonatales Prematuridad y recién nacidos
de bajo peso Hipoxia perinatal y postnatal Trauma obstétrico Hemorragia
intracraneal Hiperbilirrubinemias (enf. hemolítica, otras...) Hipoglucemias,
hipernatremia, acidosis, infecciones (meningitis, encefalitis...)
4. Factores postnatales Infecciones (meningitis, encefalitis,
vacunaciones...) Metabolopatías (hipoglucemia, hipernatremia, hipercalcemia) Endocrinopatías
(hipotiroidismo) Convulsiones (síndrome de West) Hipoxia (cardiopatías
congénitas, parada cardíaca, aspiración) Intoxicaciones (monóxido de carbono,
plomo, mercurio) Traumatismos craneoencefálicos Carencia afectiva (estimulación
ambiental deficiente).
Acerca de la influencia de los factores psicológicos ambientales (socioculturales y familiares) en el desarrollo de la inteligencia, parece bien establecido que existe una correlación positiva entre las categorías socioprofesionales y los C.I. medios de los niños procedentes de ellas, encontrándose más deficientes mentales en las clases más inferiores. El C.I. medio es menor en el ambiente rural que en el urbano y está más dudosamente en razón inversa del número de hermanos, con incidencia algo mayor de deficientes mentales en las familias numerosas, aunque en la experiencia personal predominan más en hijos únicos, ya que muchas causas prenatales van ligadas a la hipofertilidad.
Acerca de la influencia de los factores psicológicos ambientales (socioculturales y familiares) en el desarrollo de la inteligencia, parece bien establecido que existe una correlación positiva entre las categorías socioprofesionales y los C.I. medios de los niños procedentes de ellas, encontrándose más deficientes mentales en las clases más inferiores. El C.I. medio es menor en el ambiente rural que en el urbano y está más dudosamente en razón inversa del número de hermanos, con incidencia algo mayor de deficientes mentales en las familias numerosas, aunque en la experiencia personal predominan más en hijos únicos, ya que muchas causas prenatales van ligadas a la hipofertilidad.
7.3- Clasificación
A
principios de siglo pasado, Binet creó su escala métrica de la inteligencia para
clasificar a los niños, Stern estableció la noción de cociente intelectual
(C.I.) y, poco después, Terman lo aplicó en su adaptación del test de Binet,
fijando la cifra de 70 como límite del Retardo
Mental.
El C.I.
es un cociente de edades: la edad mental, obtenida con un test de inteligencia,
y la edad cronológica o real. Este índice se multiplica por 100, obteniéndose
la cifra correspondiente.
CI = EM x 100
EC
En un
individuo con una edad mental igual a la edad cronológica el C.I. será de 100.
En realidad los límites del C.I. establecidos por Terman para el Retraso Mental
(RM) corresponden a una definición pedagógica de la misma, si se tiene en
cuenta que el desarrollo mental termina alrededor de los 15-16 años. En efecto,
se define como “Retrasado Mental” al sujeto capaz de llegar al final de su
desarrollo intelectual habiendo adquirido la lectura y la escritura (nivel
correspondiente a un escolar de siete a ocho años), pero incapaz de llegar al
pensamiento abstracto (nivel que se alcanza aproximadamente a partir de los 11
años de edad mental).
Las clasificaciones
de mayor interés son la etiológica y la psicopedagógica o psicométrica. La
primera es útil para prevenir y tratar oportunamente una serie de casos
concretos, si bien una misma causa puede producir cuadros diferentes, con la
consiguiente dificultad pronostica e indicación psicopedagógica adecuada.
La
clasificación psicométrica o psicopedagógica se basa en los niveles de
inteligencia, valorados con pruebas psicométricas, y en lo que los pedagogos
esperan conseguir de estos niños con los métodos psicopedagógicos disponibles.
Es eminentemente práctica, ya que permite agrupar según las aptitudes, con el
consiguiente mejor aprovechamiento de las enseñanzas escolares y profesionales.
También es útil para poder emitir un pronóstico, aunque siempre en términos de
aproximación.
La
propuesta por la
Asociación Americana para Deficiencia Mental clasifica a los retrasos
mentales en 5 grupos:
1. Limítrofes o border-line: C.I.
70-85.
2. Leves: C.I. 55-70.
3. Moderados: C.I. 40-55.
4. Graves: C.I. 25-40.
5. Gravísimos: C.I. menor que25.
2. Leves: C.I. 55-70.
3. Moderados: C.I. 40-55.
4. Graves: C.I. 25-40.
5. Gravísimos: C.I. menor que25.
Las
clasificaciones no se deben de tomar al pie de la letra. No existen fronteras
reales en las que aparezca la normalidad o la genialidad. Hay personas
con un C.I. de 115 que dan en la vida más rendimiento que otras con un C.I. de
150. Así mismo, hay otras con un C.I. de 65 que consiguen una
independencia laboral e incluso llegan a fundar una familia, mientras que
algunas con un C.I. de 80 no logran el ajuste adecuado.
El DSM-IV TR establece la siguiente clasificación:
1. Leve o ligero CI de 55 a 70
2. Moderado CI
de 35 a
55
3. Grave CI
de 20 a
35
4. Profundo CI
inferior a 20
El Retraso Mental Leve es equivalente en líneas generales a lo
que se considera en la categoría pedagógica
como “educables”. Este grupo incluye a la mayoría (alrededor del 85%) de
las personas afectadas por el trastorno.
El Retraso Mental Moderado equivale
aproximadamente a la categoría pedagógica de “adiestrable”. (Aunque no se debe
utilizar este termino). Este grupo constituye alrededor del 10% de la población con Retraso Mental.
El grupo de personas con Retraso Mental Grave
incluye el 3-4% de los individuos con Retraso Mental
7.4- Tratamiento
En las últimas dos décadas, el problema de la
enfermedad mental en sujetos con RM ha recibido una atención creciente por el
reconocimiento del derecho de los sujetos con RM a recibir los cuidados médicos
apropiados y por el principio de normalización, que apoya el que los sujetos
con RM vivan en la comunidad y utilicen sus recursos.
Para el tratamiento de los múltiples
handicaps y complicaciones asociados con el retraso mental, resulta
característico el tratamiento multimodal, con una orientación evolutiva. Así,
los programas de rehabilitación a largo plazo suponen la intervención de un
gran número de especialistas y organismos trabajando en colaboración a lo largo
del tiempo.
El entrenamiento educativo y evolutivo para aumentar las habilidades del lenguaje y del habla, motoras, cognitivas, ocupacionales, así como sociales, recreativas, sexuales y adaptativas, se llevan a cabo por profesionales especializados. El individuo puede entrenarse para iniciar simplificaciones de tareas, pedir clarificaciones de comunicación, y realizar mejoras ambientales. La educación y asesoramiento de los padres, así como el apoyo a la familia son una norma.
El componente psiquiátrico incluye a los fármacos psicotropos que funcionan y deben utilizarse del mismo modo que si la inteligencia del paciente es normal. En el RM deben ser usados dentro del contexto de un programa global y no como tratamiento único. Dependiendo del trastorno psiquiátrico concomitante pueden prescribirse: antipsicóticos, antidepresivos, sales de litio y ansiolíticos.